En ese año Alonso Ruiz Florindo y el carpintero Andrés de Carmona firmaron el proyecto y condiciones de obras para el ayuntamiento de la villa señorial en 1763. Este edificio había sido afectado por el seísmo, llamado de Lisboa, de 1755. El dibujo muestra el frente exterior de la institución, de dos plantas, dividido en cuatro módulos, dos de ellos cerrados y los restantes componiendo una logia abierta al estilo tradicional de las casas consistoriales de Andalucía, bajo la cual se abre el acceso al edificio. Sorprende en el dibujo la importancia concedida a la ornamentación, de molduras mixtilíneas que apoyan todas las líneas arquitectónicas y que convierte en estípites los propios soportes de los arcos de la galería abierta. Esta propuesta sería rechazada por el consejo de Castilla tras la opinión desfavorable del arquitecto académico Ventura Rodríguez. Tal negativa preludia el final de la diversidad creativa del barroco de la campiña andaluza, que tendrá que someterse en los años finales del siglo al estricto control sobre el ejercicio profesional y el diseño arquitectónico que impondrá la Academia de San Fernando de Madrid.
El propio Ventura Rodríguez ofrecerá nuevo diseño para el edificio en 1767, que se ejecutará por el arquitecto Ignacio Moreno teniendo como maestros de obras a Alonso y Cristóbal Ruiz. Este proyecto final se alejará completamente del de Ruiz y Carmona en la simplicidad volumétrica y la ausencia ornamental de la sucesión de huecos que regulan su frente de fachada.